El lobo, el lobo

Fotografía

«Puede decirse que el lobo es el cazador más inteligente, y también el más temido y odiado de la naturaleza. Por causa de las batidas de caza, legales e ilegales, es una especie en peligro de extinción, motivo de disputa ya antiguo entre ganaderos y ecologistas. Aunque hoy en desuso, pueden encontrarse dispersas por toda Galicia [y por todo el Noroeste peninsular, N. del Ed.] numerosas ruinas de una arquitectura diseñada para la caza del lobo, los llamados «foxos dos lobos» [O Curros, o Cortellos, etc. Id]. A los ojos de nuestra tradición mítico – literaria popular el lobo es malvado y de costumbres nocturnas, es vasallo del demonio y puede embrujar a los humanos. Se dice que es un depredador voraz, obsesionado con tener siempre la boca llena, por lo que Dios lo castigó «a vivir tres meses de carne, tres de tierra, tres del aire y tres de holganza«. Sólo devora la mitad izquierda de sus presas, que es la parte del diablo. No es casualidad que el imaginario religioso atribuya a algunos santos, los llamados «santos lobeiros«, el poder sobre el lobo: San Francisco amansa al lobo de Gubbio y San Froilán, santo patrón de Lugo, somete a un lobo obligándole a llevar el fardo que antes cargaba el burro devorado por el mismo lobo. El lobo sólo camina por la noche, puede ver en la oscuridad, rechaza la luz del día y tiene miedo del fuego y de la música. Cuando los lobos atacan a un hombre, siempre de noche, se juntan entre varios y primero «acompañan» a la víctima caminando en paralelo al camino, monte a través, para atacarlo cuando se va acercando a donde hay gente. Si un lobo solitario consigue matar una presa recubre su cadaver con hojas antes de comerlo y corre a avisar al resto de la manada. Si la víctima es capaz de defenderse bien, el lobo intenta cegarla revolcándose en barro y salpicándole los ojos. Los principales efectos que los lobos causan en los seres humanos son el «arrepío» y el «empanamiento«, que nos provocan una especie de fascinación que anula nuestra voluntad. Sus ojos parecen brasas en la oscuridad, con su mirada detiene las balas y atasca la pólvora en las escopetas; es inútil dispararle de frente. Cuando el lobo nos ve antes de que nosotros lo veamos se nos ponen los pelos de punta, sentimos que la ropa nos baila sobre el cuerpo; es lo que se llama «arrepío«, un miedo tan terrible que provoca escalofríos. El efecto «empanamiento«, supuestamente causado por el aliento o el olor del lobo cuando lo vemos o lo sentimos próximo, nos puede quitar el habla hasta durante ocho días»
Isidro Novo e Antonio Reigosa, coordinadores das II Xornadas de Literatura Oral – O MITO QUE FASCINA: DO LOBO AO LOBISHOME
Asociación de Escritores en Lingua Galega (AELG)
[Traducción propia]

CentroLobo2

30 comentarios en “El lobo, el lobo

  1. Supongo que eliminados los dinosaurios, el lobo es de los pocos enemigos que le quedan al hombre en el reino animal….Cuanto se ha escrito sobre él y el miedo que provoca. Sin embargo, en toda mi vida creo que solo le vi cuatro veces y lo único que pretendía era robarme un cordero porque él es cazador, tiene que alimentarse y alimentar a su prole a la que enseña astucia, estrategia y disciplina.Aparte de vivir en sociedad respetando jerarquías en la manada pues la vida de la manada la dirige el más fuerte, lo que demuestra, que es, un ser inteligente.
    Perseguido siempre,casi esquilmado él vuelve una y otra vez a buscar su sitio ampliando su manada y el hombre es su único depredador. No hace todas esas cosas que le atribuyen las leyendas: no para las balas con los ojos ni arroja barro en ellos e igual caza de día que de noche. No se de nadie a quién atacaran los lobos. El hombre inventó un montón de medios para cazarlo: trampas, venenos, armas…. El siempre será salvaje y competirá por el territorio. Ese es, el auténtico Lobo.
    Aún no vi el lobo en una reserva. Temo que su mirada ya no sea la que recuerdo y se haya convertido en un perro amaestrado al que le facilitan la comida y todas sus necesidades.

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    1. No, la mirada del lobo en cautividad (o en semi libertad, que dicen) no es la misma que la del lobo en el monte. Tampoco – supongo, yo eso no lo he vivido – que la del lobo que viene a robarte un cordero. Ni siquiera es lo mismo ver al lobo en la reserva que verlo en su elemento, por mucho que en la reserva se le vea desde mucho más cerca.
      Y, pese a todo esto, considero que el Centro de Robledo está cumpliendo una buena labor. Mejorable, por supuesto, pero en el buen camino. Por ejemplo: está librando a las manadas verdaderamente libres de la injerencia de los «turistas» de todo tipo que quieren ver lobos desde cerca, como sea, donde sea y a costa de lo que sea.

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  2. Con el lobo pasa como con las ratas, que los hombres sintetizan todos sus miedos atávicos, todas sus neuras, todas sus frustraciones.
    Al principio pensé que, anticipándote a la navidad, la cosa iba de propaganda de un conocido turrón. Luego he comprobado que no.
    Un abrazo, Xibelius.

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    1. Jjajajaja
      Que conste que esa era mi intención primera. No ha colado: me contaron que no tienen partida presupuestaria para publicidad subliminal en los blogs (en otros medios, sí)
      Saludos, Cayetano

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  3. Siempre hemos oído, lo de los pelos de punta, y que el lobo te acompaña por el camino. De hecho eso me contaron en cierta ocasión volviendo de Villardeciervos a Cional. Pero yo nunca lo he visto vivo, y nunca he visto que le haya atacado a un ser humano. Todo lo demás son leyendas, ¿será por leyendas de lobos?

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    1. Sí ¿Será por leyendas? No es extraño que el lobo haya generado tantas, es un animal magnífico y un rival duro de pelar. Sólo a base de estudios científicos se han podido superar las antiguas supersticiones y, aún así, sigue siendo objeto de ataques que poco tienen de raciocinio. Yo creo que todo pasa por asumir dos cosas, las dos a la vez: a) es un depredador que puede dañar la actividad humana y b) merece la pena conservarlo. Porque si nos quedamos sólo con una de las dos premisas, es posible que no lleguemos a ningún lado.
      Un abrazo, Sara. Gracias por comentar.

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  4. Que mirada la del lobo, bien se aprecia en la foto que es una de las miradas más enigmáticas que existe.
    Del lobo y los amores y odios que suscita hablaría horas…jejje, pero con mi abogado presente:D:D…Mi hermana los venera… a mi madre no le caen nada bien, pero nada, dice que prefiere encontrase con un leopardo XD…una muestra de lo que sucede en general.

    A mí lo que me resulta más curioso es pensar en el hecho, tan poco común entre los vertebrados, de ser nuestro depredador y nuestra presa al mismo tiempo, y viceversa. Y también en que sea precisamente el perro, una de sus subespecies, nuestro mejor amigo.

    Yo los he visto en cautividad, imponen bastante, su mirada es tristísima, Pedro los acaricia (en situaciones controladas); uuumh, yo me lo pienso, y no:D
    En libertad sólo he visto uno, en Picos, y me quedé quieta, no paralizada, pero muy quieta; me miró desde una distancia muy prudente, y se fue. Creo que no consigo entenderlo, y eso es lo que más me llama la atención de él. O que posee algún tipo de orgullo que a mí me gustaría tener.

    Un beso Xibeliuss:)

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    1. A mi los lobos a veces me recuerdan a los nativos norteamericanos, los «indios» de las peliculas: nobles y orgullosos, esquilmados y engañados constantemente por el hombre blanco hasta que les arrebataron todo. El paralelismo, claro, no es exacto: al menos por aquí sería dificil saber quién llegó antes a qué territorio, si el lobo o el hombre.
      La generación de mis padres odiaba al lobo con toda su alma y es de entender. A día de hoy creo que ese odio ya no tiene tanta justificación. Yo veo que la ganadería es compatible con el conservacionismo y sé que hay mucha gente trabajando por ese camino. Por supuesto, es necesario también que otra mucha gente se deje de estupideces y que las administraciones funcionen al menos un poquito mejor.
      Sí, el del lobo es un tema complicado. Por eso conviene volver a él de vez en cuando 😉
      Un besazo, Moni

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  5. Yo el año pasado vi uno. Literalmente le vi las orejas al lobo, salí de paseo sola en el pueblo de mi santo. Estaba sentado, o agazapado, no lo sé muy bien porque estaba lejos a pleno sol, serían las cinco de la tarde, él estaba en una campera un poco por encima del camino. Pensé que era un perro, pero algo en su manera de moverse…. no sé, yo estaba sola y bastante lejos del pueblo, llevaba la cámara y monté el tele a ver si podía hacerle una fotica. Pude, pero sólo de las orejas 😀 😀 😀 , pero cuando se la enseñe a mi santo y a su hermano los dos dijeron que era un lobo, fijo, que allí no había ni perros ni rebaño y que seguro que estaba mirando los corzos del otro lado del río que desde allí se veían fetén.

    Me mucho las fotos y el texto es una verdadera delicia. Para saborear muchas veces Se ve que pa´traductor también vales
    😉

    Leí por ahí que es que el hombre es un lobo para el lobo…

    Un beso

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    1. Yo lo he visto unas cuantas veces y hasta esta primavera no pude hacerle una foto en libertad 😀 ¡Al menos una en que se le viese!. Durante un tiempo estuve hasta un poco obsesionado y al final lo conseguí de la única manera más o menos segura de conseguirlo: en una espera. Ya me quité la espina y no volveré a hacerlo: prefiero hacer las esperas desde más lejos y no meterme en su vida.

      🙂 Bueno, el lobo también es capaz de montarle un buen desaguisado al hombre, eso no hay que olvidarlo tampoco. Lo que pasa es que durante mucho tiempo el hombre ganó por goleada.

      Un besazo, Vega

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  6. Pobre lobo, a mi siempre me inspira pena este bello animal que parece que está siempre condenado a pagar todos los males. Qué sencillo resulta buscar culpables. Ya lo dice el refrán: «La culpa nunca cae al suelo,siempre cae sobre alguien».
    Un abrazo.

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    1. ¡Qué buen refrán! No lo conocía. Desde luego, el lobo ha tenido siempre muchas papeletas para llevarse todas las culpas. Yo, ya digo, quiero ser optimista y espero que por dificil que sea se vaya avanzando hacia una convivencia más equilibrada. Esa es mi esperanza.
      Un abrazo, Tejón.

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  7. En los años ochenta (siendo yo muy niña) me hablaban de historias antiguas de lobos, y creía entonces que se trataba de seres irreales, alguna vez en paranoia colectiva infantil nos parecía verlos confundiendolos con los perros que guardaban ganado de los pueblos de al lado, entonces eran leyenda, eran como «gamusinos», nunca los ví… (entonces). En el pueblo existe en una pequeña loma llamada la peña del lobo, y en esa época soñaba con ver su figura recortada aullando en aquel lugar.. Actualmente lo que no puedo ver (al menos desde la misma distancia) es la peña, ahora ahogada por pinos y monte. Lo que sí he podido ver ya en el siglo XXI son los lobos, el primero fue el que más me sobrecogió sobre todo por inesperado, en un prado cercano al pueblo a menos de 50 metros de mi, llegué a pensar que podía tratarse de un perro, pero el escalofrío que sentí cuando se giró hacia la dirección en la que me encontraba certificó mis sospechas… Los demás que he visto no me volvieron a causar la misma impresión, no se si son sus ojos o los míos… Por cierto, bien traida la aportación de laguitarrazul :-). Suscribo tu posdata al respecto Xibeliuss. Un abrazo.

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    1. 🙂 Lo del «arrepío» del texto quizás no tenga fundamentos científicos, pero no eres tú sola la que lo ha sentido. Supongo que tendrá que ver con lo que tú también comentas, la paranoia colectiva: tantas fábulas, tantos cuentos, tantas amenazas con el lobo crean un sustrato que no se supera fácilmente.
      Y me resulta curioso que todos tengamos muy presentes nuestras ideas y experiencias de y con el lobo: si te fijas, la mayoría de los comentarios en esta entrada son bastante más largos de lo habitual.
      Un abrazo, Diáspora

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  8. Mi admiración para con el lobo. Y mi deseo de que se encuentre un punto de equilibrio entre los intereses de los ganaderos y otros perjudicados y los amantes de la naturaleza en estado puro. Debemos considerar que estamos aquí de paso y que el uso y disfrute de la naturaleza debe incluir una acertada administración.
    Por lo demás, los comentaristas que me anteceden lo han explicado todo muy bien, y tus respuestas son de lo más acertado. Así pues ¡viva el lobo!

    Un abrazo

    · LMA · & · CR ·

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    1. ¡Viva el lobo!
      😀 (Y ahora empezará la discusión para acordar en dónde tiene que vivir) Jjejeje Fuera de coñas, me alegra que compartamos posición también sobre este tema.
      Un abrazo, Ñoco

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  9. Solo he visto un lobo en libertad en una ocasión, desde lejos cerca de Mombuey cruzando la carretera. Los últimos que he visto han sido en el Centro de Robledo y la mirada, aunque esté cautivo, a mí me impresiona. Ha sido desde siempre el prototipo de la maldad, sanguinario… Difícil compaginar su existencia con la ganadería. Me ha gustado el enfoque que le has dado, desde el punto de vista de «la mitología» se podría decir o la leyenda en torno al lobo.
    Un abrazo.

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    1. No, la ganadería no es incompatible con el lobo: yo conozco ganaderos – más de uno – que lo hacen cada día. Desde luego exige más esfuerzos y más gastos y por eso me parece justo que las administraciones pusiesen también su parte en el empeño. En cualquier caso es un problema difícil, tú lo sabes bien, y la solución llevará tiempo. Espero que no sea, una vez más, con la extinción del animal.
      Un abrazo, Valverde

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    1. Qué tiempos aquellos en los que estos montes estaban plagados de lobos… Ahora, y si acaso, jabalíes y zorros sí que se dejan ver a veces, cuando los humanos recorren insensatos los vericuetos en el tiempo del ocaso. Tan gran manada de lobos debía de haber hasta no hace mucho que había batidas anuales para acabar con tal malsano demonio, según la mentalidad de otro tiempo.
      Un saludo

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      1. Carmen ¿Y por allí no teníais alimañeros, bien pagados por el ayuntamiento, bien a su libre «emprendimiento», que luego paseaban el cadáver del lobo para que los vecinos les dieran algunas monedas? El lobo ha hecho mil tropelías, pero nosotros las devolvimos con creces.
        ¡Saludos!

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  10. Sono sempre straordinarie le immagini che catturi per noi
    Buona settimana e un saluto,silvia

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