¿Comer animales?

Opinión

«Me alegra comer carne, el jugoso filete/ de lomo, el aromático/ pan de centeno recién horneado,/ el rico trozo de queso, y de la jarra a la boca/ la cerveza bien fría: esto suele censurarse/como algo vulgar, pero creedme: que a uno/lo echen al hoyo sin haber gozado/de un bocado de buena carne/ es inhumano, y eso lo digo yo, que no soy/precisamente de buen comer»
Bertolt BrechtFróhlich vom Fleisch zu essen, Poemas 1947-1956

a_dogs_life_by_davedehaan

«Poca gente aprecia suficientemente la colosal tarea que supone alimentar a un mundo poblado por miles de millones de omnívoros que exigen carne con sus patatas. El ineficaz uso de los perros, que ya se hallan convenientemente presentes en áreas de alta densidad humana (tomad nota quienes abogáis por la comida local), debería hacer enrojecer a cualquier buen ecologista. Hay quien podría argüir que varios grupos «humanitarios» son los mayores hipócritas, ya que invierten ingentes cantidades de dinero y energía en un fútil intento de reducir el número de canes indeseados mientras al mismo tiempo propagan el tabú de no comérselos para cenar. Si dejamos que los perros sean perros y se críen sin interferencias, daríamos lugar con poco esfuerzo a una provisión sostenible de carne local que haría avergonzar a la mejor granja agrícola. Para los que abogan por el ecologismo, es hora de admitir que el perro es un alimento real para los ambientalistas reales.
¿Podemos superar el sentimentalismo? Hay perros a montones, son buenos, fáciles de cocinar y sabrosos; comerlos es mucho más razonable que pasar por todos los problemas que implica su procesamiento hasta transformarlos en proteínas para alimentar a otras especies que sí nos comemos.
Para aquellos que ya se han convencido, les propongo una receta filipina clásica. No la he probado en persona, pero a veces uno lee la receta y simplemente se hace a la idea.

PERRO ESTOFADO AL ESTILO BODA

En primer lugar, mata a un perro de tamaño medio y chamúscale el pelo en el fuego. Arráncale la piel con cuidado mientras aún esté caliente y guárdala para después (puede usarse en otras recetas). Corta la carne en dados. Macera la carne en una mezcla de vinagre, pimienta en grano, sal y ajo durante 2 horas. Fríe un poco la carne en un wok grande, luego añade cebollas, piña cortada y déjalo cocer todo hasta que esté tierno. Vierte la salsa de tomate y agua hirviendo, añádele pimiento verde, hojas de laurel y Tabasco. Tápalo y ponlo a fuego lento hasta que la carne esté tierna. Haz un puré con el hígado del perro y cocínalo todo entre 5 y 7 minutos más.

[…] Comer animales tiene una cualidad invisible. Pensar en los perros, y su relación con los animales que comemos es una forma de enfocar de reojo el tema y de convertir en visible lo invisible»
Jonathan Safran FoerComer Animales, 2009

[Atención: El autor está usando una ironía salvaje, al estilo de Jonathan Switf en su «Modesta Proposición» (leer). Que nadie se soliviante antes de tiempo]

Fotografía: Dave de Haan


Pd. Ya dije que volvería… 😀

28 comentarios en “¿Comer animales?

  1. Nada menos que para empezar el año . No tengo perro pero creo que a más de uno le hieres con esta entrada. Me crié en una cultura en la que se como carne, a mi me gusta, es más, creo que me gustaba ya en otras vidas cuando yo también era presa. Nuestros antepasados descartaron la carne de perro y otros animales canidos por exceso de hormonas y ellos entendían de esas cosas. Tu sabes que para que la carne sea más agradable capan a los animales. Eso lo hacían desde tiempos en que la carne era el único alimento después de la leche materna. Ahora hay muchos que no comen carne por no se que concepto (para mi respetable por supuesto) pero no saben que los mejores abonos que se fabrican, llevan en su composición sangre y animales muertos. Del cual se alimentan los vegetales. Si realmente supiéramos lo que comemos…. Maldita hambre. Bienvenido.

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    1. Ah, yo mi intención era un poco esa al proponer el tema: ¿sabemos lo que comemos? ¿y lo que significa? El ejemplo que pones de la castración de animales es interesante. Un paso más allá es lo de las ocas y el foie (https://es.wikipedia.org/wiki/Foie_gras)
      Yo también fui «destetado con carne»: me pregunto (de momento, sin respuesta) si sigue siendo una buena idea.
      Gracias, Inés. Abrazos.

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  2. Soy omnívora, y aunque en los últimos años he venido reduciendo la ingesta de proteínas animales, al menos de las que soy capaz de reconocer, he experimentado que mi organismo no está diseñado para poder prescindir de la carne animal totalmente, aunque sé que es posible. No tengo perro, pero la receta me ha causado la misma impresión que si se hubiese tratado de un plato preparado para caníbales. Y sí, estoy convencida que en las cosas del yantar influye mucho la cultura . Un abrazo Xibeliuss

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    1. Influye mucho: quizás toda la alimentación, la dieta, sea un producto cultural más que fisiológico. Yo también soy omnívoro; y si un día dejo de serlo será por convencimientos éticos (culturales, después de todo) y no sólo por temas de salud. Al fin y al cabo los humanos tenemos esa posibilidad de sublimar nuestros instintos 🙂
      Un fuerte abrazo, Diáspora

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  3. Ya iba siendo hora de que regresaras… digo…
    Bien traído el asunto. Menos mal que las vacas y corderos no se consideran animales de compañía. En otro caso, tendríamos problemas similares. Bien usada está la ironía pero nuestra cultura se construyen con convenciones comúnmente aceptadas.
    Veamos. Alaska, Canadá, Siberia, Tahití, China, Corea del Sur, Hawái, Suiza, Vietnam, son lugares donde se comen perros y gatos (Wiki dixit). Lo dicho, son hecho culturales. Y si trasladamos el asunto a pájaros… ¿comeríamos petirrojos? Pues se comían.
    Bueno, el perro de la foto me mira con atención. Me detengo para no deprimirlo.

    un abrazo

    · LMA · & · CR ·

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    1. ¡Ay! Tu comentario entró directamente en la carpeta de spam y casi lo pierdo. Menos mal que no ha sido así, aunque tarde.
      Las convenciones también pueden ser cuestionadas. La demanda masiva de carne para el consumo genera cuestiones que deben estar presentes en la decisión de cada uno: impacto ambiental, antropocentrismo… Por supuesto, el sistema no va a cambiar de un día para otro y, una vez más, parece que la única respuesta es la asunción de apuestas personales.
      Un abrazo, Ñoco. Siempre es un placer volver si se es tan bien recibido 🙂

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  4. Madre del amor hermoso. Cómo me he quedado con la modesta proposición de Switf. No tiene «desperdicio»….Tengo que «asimilarlo»….
    Y ya de aquella.

    Calla, calla, no des ideas….
    Jjajaj, vuelves fuerte…que has comido estas vacaciones?

    Yo como de todo. Que mal me suena eso ahora, no sé si volveré a decirlo así…Estudié mucha bioquímica…que bonita es…por eso como de todo….

    Espero que nadie se plantee según qué cosas, aunque después de estar oyendo por ahí que todo pasa porque no llueve…Si ya lo decía yo, tanto sol no va a traer nada bueno.

    No me haría nunca vegetariana. Ni renunciaría nunca a ningún alimento, en su medida. A no ser por pura necesidad, claro. Y tampoco me comería nunca un perro 😀 . Pero allá cada cuál; si es por hambre, y muere el pobre susodicho en «el acto»….Mejor eso, a la tortura por distracción y divertimento, y al abandono mezquino por ineptos emocionales.

    Ah, que yo no tengo perro….no, no…. XD XD

    P.D. Pero que recuerdos de Humo, y un lametón muy cariñoso:)
    Que bueno que viniste, che!!

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    1. Hum, ¡en caso de necesidad yo me creo capaz de comer perro, rata, insectos y lo que haga falta! A nivel puramente físico, está claro que los humanos somos omnívoros y nuestro cuerpo está preparado para comer y aprovechar casi cualquier cosa: de hecho, en diferentes culturas y en diferentes momentos de la historia, hemos probado de todo. (Ver Marvin Harris: Bueno para Comerleer aquí) Otra cosa es que en el momento de estar frente a frente, con el chucho mirándome a los ojos, yo fuese capaz de degollarlo, despellejarlo, despiezarlo, cocinarlo, etc.
      Y el caso es que por cada filete que nos llega a la mesa hay un momento anterior en el que un animal ha sido sacrificado. Y que hoy en día es muy posible que haya tenido una vida lamentable cuyo único objetivo ha sido ese sacrificio. Y que la industria creada alrededor de ese sacrificio no haya dudado en hacer cuantas trampas tenga a mano con el fin último de aumentar los beneficios de sus accionistas… y paro aquí. Esto tiene poco que ver con el conejo criado en el corral de casa que te comes en el día de fiesta.
      😀 Me he puesto muy trágico. Creo que este tipo de «renuncias» siempre deberían ser por una decisión consciente y en ellas nadie puede/debe intervenir. En todo caso, plantear la posibilidad de las preguntas.
      Gracias, Moni! Un besazo

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  5. Menos mal que advertiste el tono irónico, aún así, no sé si muchos ae quedaràn con ganas de echarte a los perros, que en caso de emergencia, comen de todo, como nosotros. A lo mejor es que vivimos en un permanente estado de emergencia. S lo mejor. Un abrazo, Xibeliuss

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    1. O nos crean estados de emergencia, que también puede ser
      Bueno, con lo de la ironía lo tuve facil: lei el libro entero 😉
      Un abrazo, Eladio. Me alegra el reencuentro.

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  6. Voy a romper una lanza por los que somos carnívoros; o mejor dicho, omnívoros. El ser humano (o sea, las personas humanas o no) tienen una dentición muy característica: incisivos afilados, colmillos agudos y muelas con picos. O sea, para entendernos, dentición de carroñero oportunista. Resultado de ello, comparte con el resto de simios el gusto por las proteínas animales que los chimpancés llevan al extremo de organizar expediciones de caza de otros mamíferos. Por otra parte, tampoco tenemos diseñado el estómago ni el tracto intestinal para vivir únicamente de vegetales, mucho menos si estos están crudos. Por tanto, no pido perdón a nadie por comer carne ni pescado. Otra cosa es que el primer mundo come un exceso de carne y pescado olvidando que la comida ha tenido siempre una base de carbohidratos diarios, verduras y hortalizas, de vez en cuando carne y pescado y pocas veces dulces. Todo ello acompañado de agua y algún vaso de vino. ¡Oye! justo como dice la dieta mediterránea que hay que comer y, más aún, como es la dieta de los diabéticos… ¡Anda, si la dieta de los diabéticos es la dieta mediterránea! ¡qué cosas! En fin, que no hay nada nuevo inventado.
    Aquí podéis ver la pirámide nutricional (no la dibujo yo, es la publicada por el Ministerio de Sanidad).
    Otro día, si queréis, hablamos de porqué no solemos comer ningún animal carnívoro (salvo casos de hambre canina) sea éste gato o perro o, ya puestos, águila o buitre leonado. Y no, no tiene nada que ver con las hormonas.
    Fdo.: un omnívoro al que le gusta la coliflor y el repollo (ni te cuento lo de las alubias)

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    1. ¡Coñe! digo que voy a poner la pirámide y voy y no la pongo, cabeza la mía (talla 60, enorme)
      Voy a romper una lanza por los que somos carnívoros; o mejor dicho, omnívoros. El ser humano (o sea, las personas humanas o no) tienen una dentición muy característica: incisivos afilados, colmillos agudos y muelas con picos. O sea, para entendernos, dentición de carroñero oportunista. Resultado de ello, comparte con el resto de simios el gusto por las proteínas animales que los chimpancés llevan al extremo de organizar expediciones de caza de otros mamíferos. Por otra parte, tampoco tenemos diseñado el estómago ni el tracto intestinal para vivir únicamente de vegetales, mucho menos si estos están crudos. Por tanto, no pido perdón a nadie por comer carne ni pescado. Otra cosa es que el primer mundo come un exceso de carne y pescado olvidando que la comida ha tenido siempre una base de carbohidratos diarios, verduras y hortalizas, de vez en cuando carne y pescado y pocas veces dulces. Todo ello acompañado de agua y algún vaso de vino. ¡Oye! justo como dice la dieta mediterránea que hay que comer y, más aún, como es la dieta de los diabéticos… ¡Anda, si la dieta de los diabéticos es la dieta mediterránea! ¡qué cosas! En fin, que no hay nada nuevo inventado.
      Aquí podéis ver la pirámide nutricional (no la dibujo yo, es la publicada por el Ministerio de Sanidad).

      Otro día, si queréis, hablamos de porqué no solemos comer ningún animal carnívoro (salvo casos de hambre canina) sea éste gato o perro o, ya puestos, águila o buitre leonado. Y no, no tiene nada que ver con las hormonas.
      Fdo.: un omnívoro al que le gusta la coliflor y el repollo (ni te cuento lo de las alubias)

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      1. Gracias, Juan Carlos, por tomarte el trabajo de aportar un comentario tan bien elaborado.
        No, no tienes que «romper lanzas», ni pedir perdón por comer carne o pescado: ¡Hasta ahí podríamos llegar! Y la llamada dieta mediterránea es una opción bastante saludable, aunque incluya el vino/alcohol: una cosa es que lo tomemos (yo el primero) y otra que nos creamos que puede ser bueno para nuestro organismo: no lo es (con moderación, tal vez lo sea para nuestra «nivel de satisfacción», nunca para nuestro organismo. Por eso me chirría ver como miembros de la Fundación Dieta Mediterránea marcas del tipo Torres, Freixenet, Codorniu, etc… aunque ése es otro tema.)
        Ah, y lo de la pirámide del Ministerio, con su base de pan, cereales, arroz y pasta… digamos que es bastante discutible (y discutida)
        El animal humano es omnívoro, no cabe duda ninguna. Y también tiene la capacidad de razonar y de tomar decisiones: el vegetarianismo, el veganismo y similares pueden ser considerados más una decisión ética que otra cosa. Es posible que determinados comportamientos sean instintivos en el ser humano; pero muchos de ellos se han ido abandonando, bien por cambios culturales/educativos o por que dejaron de ser «rentables» a cualquier nivel.
        Una vez más, gracias, JC. Saludos

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  7. Imagino que comer animales abarca a un grupo tan amplio que a lo mejor tendríamos que replantearnos el asunto. ¿Por qué lindos corderitos sí y cachorrillos no? ¿Por qué pescado y no reptiles? ¿Por qué caviar y no gusanos? La respuesta es clara: la tradición y la cultura se imponen. Vayámonos a Asia y se trastocarán nuestros escrúpulos. Y que conste que a mí me encantan los perros y es probable que no fuera capaz de hacerle daño a una mosca. Pero acordémonos de nuestros abuelos comiendo gatos, perros, lagartos, y burros en plena guerra y posguerra. La necesidad se impone en circunstancias adversas.
    Un saludo

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    1. Ante la necesidad no tengo nada que oponer: si no hay otro remedio, no hay opción.
      Hoy por hoy, en el mundo occidental al menos, sería factible una alimentación que no maltratase a otras especies animales. Adoptarla o no es una opción moral – cultural, al fin y al cabo.
      La cuestión se puede poner sobre la mesa 🙂
      Saludos, Carmen

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  8. Buena señal es tu regreso, a ver si aparece alguno-a más que no se donde andarán.
    Y ahora al grano,(digo a la carne), si algún día,ojalá, me vuelvo a sentar en tu mesa que no falte la carne, aunque como dice Juan Carlos también soy de coliflor y repollo y de toda la verdura que acompañe a un buen cocido con su costillita, su tocino, su morcilla…pero perro no ¿eh?..
    Esa proposición más que honesta me parece «indecente».
    Un abrazo.

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    1. 😀 Andeandarán? Yo también espero con ganas los regresos
      Tejón, si algún día – y espero que sí – volvemos a sentarnos a la mesa, dará igual carne que pescado que garbanzos: el placer del reencuentro será más que suficiente (y perro, de ninguna manera, claro)
      Un fuerte abrazo

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  9. Tengo perro y gato, no sería capaz de comerlos ni de coña. Es cierto que comemos corderitos, lechones, pollos, ternera… Peo los perros e incluso los gatos se relacionan con nosotros y creas lazos afectivos. No puedo, solo de pensarlo…
    Quizás habría que promover la castración de los perros para que no haya que recogerlos y guardarlos, entran más perros y animales domésticos en las protectoras que adopciones se producen gracias a países extranjeros que castran a los perros y se llevan los galgos que aquí se jubilan porque ya no corren. Sé que no tiene relación con lo que expones, o sí. Quizás esa sea la cuestión: la relación que tenemos con los animales domésticos en particular y con el resto de animales en general.
    Un abrazo.

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  10. Conozco tu sensibilidad con el tema, Valverde. Sobre los vínculos que se crean entre los humanos y los animales domesticados he leído reciéntemente un post que me permito recomendarte: https://goo.gl/qoM6PJ
    Ya lo he dicho más arriba: el meollo de esta cuestión es analizar nuestra relación con el resto de las especies y decidir, libremente, cuál es la posición que queremos adoptar.
    Un fuerte abrazo, amigo

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  11. Uh. Me parece que por encima de las consideraciones de cada uno el planteamiento ha sido genial. Pero genial.
    A partir de ahí… cada uno tiene su opinión, pero como en tantos otros temas enfocamos el tema de manera individual, y creo que ya es momento de hacerlo como especie. el consumo de carne mundial o de trigo, por poner un ejemplo, es desigual tanto en su reparto como en las consecuencias medioambientales…. Jodido el tema.
    Por ahí miraré a los perros de mi vecina de manera diferente.

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    1. El impacto ambiental es otra razón para plantearse este tema, sí.
      No sé si estamos preparados a plantearnos cosas como especie: mucho me temo que, como en tantos otros temas, el único camino pasa por las decisiones personales e intentar que por lo menos las preguntas se planteen.
      Saludos

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  12. La problemática en este sentido es la de siempre.
    Yo soy gallego y comía carne porque sabía de donde venía. La carne no es mala en cierta cantidad pero sin control y masificada todo pierde su valor.
    Pequeño comercio y cuidarse de lo que nos metemos en la boca es lo que hay que hacer.
    Abrazo Xibelus =O)

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    1. Hace ya tiempo que en el mundo occidental hemos perdido el control sobre lo que comemos – salvo muy contadas excepciones. Incluso si hoy crías tu propio cerdo vigilando su alimentación ¿pondrías la mano en el fuego por los componentes de los aditivos: la sal, el pimentón, etc? Sí, llevo las cosas al extremo, pero… tampoco criamos ya a los cerdos en casa.
      Saludos, Diego. Gracias por pasar.
      🙂 Y – al menos de momento – sigo siendo omnívoro. Sólo me planteo preguntas.

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