Hank

Relatos Propios

Para él, lo suyo no tenía mérito, como tampoco lo tenían los payasos tristes. Como ellos, él se vestía de brillantes colores y salía frente a las candilejas a escenificar una pena exagerada. Un par de trucos aprendidos y la gente se rompía las manos aplaudiendo. Nunca viene mal ver a otro que sufre más que tú. Siempre es fácil pensar que los versos hablan de tu corazón.

Tienes talento, chaval” -le dijo el feriante que lo sacó del pueblo. Él sólo cogía la guitarra y los dedos escuchaban los acordes en el viento. Como el viento parecía traerle las palabras sobre Sassie Mae, sobre Rosa Lee, sobre el tren de lejano destino o sobre el día aquel, uno de tantos, que buscó una moneda y sólo encontró un agujero en el bolsillo. Cierto es que cuanto más polvo del camino acumulaba su traje, más historias acudían a sus manos. Cuando era un crío, allá en la granja, su madre siempre les cantaba antes de acostarlos. Conocía cientos de canciones: leyendas de vaqueros, himnos religiosos, incluso sones de la vieja Europa. Él se sentía muy torpe por no poder memorizarlas. Por eso tuvo que inventar las suyas propias.

Sabía que estaba envejeciendo. La maldita tos y las pocas ganas de coger la carretera, también porque a menudo buscaba antes la botella que una buena mujer para pasar la noche. Cada vez más bazas la suerte le deparaba no una pareja, sino un trío: la copa, un tal Jack Daniels y él mismo. Hasta rodar bajo la mesa. Los payasos tristes siempre triunfan, pero los borrachos viejos son el blanco ideal para todos los golpes.

Hubiera cambiado todo eso que los otros llaman talento por retener a Sassie Mae, a Rosa Lee… a cualquier chica cuyos ojos no tuvieran el color del olvido. Y guardar las canciones para el fuego del hogar.

El viento no lo quiso así. Siguió soplando y soplando.

[Texto publicado originalmente en el blog “Escritores en la sombra”, Marzo,2010]

16 comentarios en “Hank

  1. Me ha hecho sentir nostálgico de algo, este relato, no sé si porque la estación propícia esas melancolías. El caso es que hoy por aquí el viento lo arrastra todo, y hasta las nostalgias de todo arrastra. Un abrazo, Xibeliuss.

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  2. Nada más patético y triste que un viejo payaso refugiado en el alcohol. A veces es el único refugio fiel para el que lo ha perdido todo.
    Un saludo, Xibelius.

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    1. Me cuesta considerar el alcohol como refugio, y menos «fiel». Lo veo más como un agujero que puede acabar tragándose todo.
      Saludos, Cayetano

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  3. ·.
    El texto, magnífico, deja un poso triste que queda agravado con la triste balada. Contarle una mentira a tu corazón no es un buen comienzo.
    La foto es estupenda. Desde el suelo, como piden todas las setas.
    Un abrazo T.

    LMA · & · CR

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  4. El texto hay que leerlo escuchando la canción, sí o sí. Y cobra todo el sentido que quieren transmitir tus palabras, así, junto a las suyas y su guitarra.
    No sé qué más decir que no sea un improperio. Que la vida es una merdé, o que siempre pierden los mismos? Pues igual no; igual su lamento en ese viento que no para de soplar al final sea una victoria.
    Un besazo Xi.

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  5. Un payaso alcohólico que sueña con ser lo que nunca fue. Con los viajes que pudo hacer y nunca hizo, con la felicidad que transmite a los demás pero que no es la suya, con la certeza de que un payasoi triste es la mejor forma de ser payaso.
    Un saludo

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