El Mar Pequeño

Viajes

«—¡Que rabie ese rancio!—decía doña Manuela, indignada al saber la furia con que su hermano había acogido tales reformas—. ¿Cree que toda la vida la hemos de pasar como unos miserables, con pan y cebolla y un vestido viejo?
Don Juan también hablaba, y había que oírle.
—Tu madre está loca—decía algunas veces a Juanito en la puerta de Las Tres Rosas—. Si esto sigue más tiempo, todos iréis a pedir limosna. ¡Ah, qué cabeza…! ¡Parece imposible que sea mi hermana! Para ella lo principal es aparentar, y del mañana que se acuerde el diablo. Lo que yo digo: «arroz y tartana…» y trampa adelante.»
Vicente Blasco Ibañez – Arroz y Tartana

El lobo, el lobo

Fotografía

«Puede decirse que el lobo es el cazador más inteligente, y también el más temido y odiado de la naturaleza. Por causa de las batidas de caza, legales e ilegales, es una especie en peligro de extinción, motivo de disputa ya antiguo entre ganaderos y ecologistas. Aunque hoy en desuso, pueden encontrarse dispersas por toda Galicia [y por todo el Noroeste peninsular, N. del Ed.] numerosas ruinas de una arquitectura diseñada para la caza del lobo, los llamados «foxos dos lobos» [O Curros, o Cortellos, etc. Id]. A los ojos de nuestra tradición mítico – literaria popular el lobo es malvado y de costumbres nocturnas, es vasallo del demonio y puede embrujar a los humanos. Se dice que es un depredador voraz, obsesionado con tener siempre la boca llena, por lo que Dios lo castigó «a vivir tres meses de carne, tres de tierra, tres del aire y tres de holganza«. Sólo devora la mitad izquierda de sus presas, que es la parte del diablo. No es casualidad que el imaginario religioso atribuya a algunos santos, los llamados «santos lobeiros«, el poder sobre el lobo: San Francisco amansa al lobo de Gubbio y San Froilán, santo patrón de Lugo, somete a un lobo obligándole a llevar el fardo que antes cargaba el burro devorado por el mismo lobo. El lobo sólo camina por la noche, puede ver en la oscuridad, rechaza la luz del día y tiene miedo del fuego y de la música. Cuando los lobos atacan a un hombre, siempre de noche, se juntan entre varios y primero «acompañan» a la víctima caminando en paralelo al camino, monte a través, para atacarlo cuando se va acercando a donde hay gente. Si un lobo solitario consigue matar una presa recubre su cadaver con hojas antes de comerlo y corre a avisar al resto de la manada. Si la víctima es capaz de defenderse bien, el lobo intenta cegarla revolcándose en barro y salpicándole los ojos. Los principales efectos que los lobos causan en los seres humanos son el «arrepío» y el «empanamiento«, que nos provocan una especie de fascinación que anula nuestra voluntad. Sus ojos parecen brasas en la oscuridad, con su mirada detiene las balas y atasca la pólvora en las escopetas; es inútil dispararle de frente. Cuando el lobo nos ve antes de que nosotros lo veamos se nos ponen los pelos de punta, sentimos que la ropa nos baila sobre el cuerpo; es lo que se llama «arrepío«, un miedo tan terrible que provoca escalofríos. El efecto «empanamiento«, supuestamente causado por el aliento o el olor del lobo cuando lo vemos o lo sentimos próximo, nos puede quitar el habla hasta durante ocho días»
Isidro Novo e Antonio Reigosa, coordinadores das II Xornadas de Literatura Oral – O MITO QUE FASCINA: DO LOBO AO LOBISHOME
Asociación de Escritores en Lingua Galega (AELG)
[Traducción propia]

CentroLobo2

Desazón

Relatos Propios

suricato

En todos los blogs que he lanzado o en los que he participado desde que me inicié en el mundillo – unos cuantos ya, ¡ay! – una constante se repite con la contundencia de un principio matemático: las entradas en las que publico mis relatos son… las menos visitadas. Por supuesto, los relatos no tienen la culpa de nada: los problemas se centran en lo avanzado de mis propuestas (ejem), la dura competencia que los videojuegos han supuesto para la literatura en general y, sobre todo, mi nulo dominio del marketing en Internet (nunca soy capaz de encontrar la hora de mayor audiencia, mi target de público objetivo, el branding, el networking, ni siquiera el one to one, baby)

El huerto de la vida

Fotografía

– Cuida siempre que el lugar en el que vivas tenga hiedra al norte, para que no te falte abrigo en las noches de invierno; un rosal por naciente que te haga sensible al amor y a la belleza de las cosas, y al poniente un frutal, aquel que tú prefieras, como ofrenda para que en tu mesa haya un plato de comida durante todos tus días sobre la tierra.

– ¿Y a mediodía, abuela? ¿No debo plantar nada al sur de mi casa?

– Mi hijita… ¡Planta tanto como puedas, cuánto y dónde quieras! Artemisa para el buen ánimo, llantén para curar las heridas, diente de león para tus huesos, saúco para los enfriamientos, caléndula para regular la sangre, ajo y perejil, tomillo y romero, menta, salvia y yerbabuena para saborear la vida y sostener tus fuerzas. Planta flores que alegren tu vista y hortalizas que mantengan tu despensa llena; y reserva unos cuartillos donde crezcan las ortigas, te ayudarán en todo lo que puedan ¡y mucho es, si lo piensas!.

“ Mas preocupate siempre de dejar un camino abierto por donde puedan llegar a abrazarte aquellos que lo merezcan… y por donde partir, sin mirar atrás, si llega el momento.