En «Riña de gatos: Madrid, 1936» Eduardo Mendoza narra las aventuras de un profesor inglés (Anthony Whitelands) en el Madrid convulso de los meses previos a la Guerra Civil, donde ha llegado para autenticar un cuadro desconocido cuyo valor económico puede resultar determinante para favorecer un cambio político crucial en la historia de España. A lo largo del libro los personajes de ficción se mezclan con las figuras históricas y así Mendoza se da el gusto de presentar a José Antonio, a Manuel Azaña, al ministro Amós Salvador, a Niceto Alcalá Zamora, etc. El escritor no intenta hacer un retrato histórico: coge un puñado de personajes que realmente existieron y, sin traicionar lo que de ellos sabemos, los utiliza para su propia narración. Hace Literatura, no Historia.
Tim Powers
Una de piratas
Fotografía
«¿De qué me ha servido abandonar Puerto Príncipe, si en esta nueva identidad de Joshua Hicks sigo acudiendo a playas desoladas al amanecer para esperar señales de barcos piratas», se preguntó Sebastián Chandagnac atemorizado, mientras trataba de encontrar una postura cómoda entre las rocas y la hierba empapada de rocío. Se estremeció y se cerró más la chaqueta. Bebió otro trago de su petaca de coñac, y se sintió reconfortado, tanto por el alcohol como por la envidia del conductor que aguardaba en el carruaje a varios metros detrás de él.
Tim Powers – En costas extrañas, 1987