
Recuerdo que aquel año Moni Revuelta subió una montaña con vistas al mar porque quería creer, y brindar por ello con el universo alrededor. Recuerdo que Humo no le quitaba ojo de encima, el gesto expectante, preparado para seguirla hasta los confines del mundo con razón o sin ella. Pedro y Nácar estarían también en la partida, seguro.